COLUMNA: “UN AÑO DE EXPECTATIVAS EN MOVILIDAD PARA BOGOTÁ” * Martes, 3 de Enero de 2017

BOGOTÁ, COLOMBIA.- Dos mensajes sobresalieron en el discurso de posesión de Enrique Peñalosa como Alcalde de Bogotá hace un año: “Vamos a hacer el mejor sistema de transporte público del mundo en desarrollo” y “vamos a doblar el número de usuarios de la bicicleta: los héroes urbanos”. Doce meses después, las dos expectativas muestran signos de avance, pero aún queda mucho (casi todo) por hacer.

En el tema del transporte público, con el apoyo del Concejo y del Gobierno Nacional, se avanza en la preparación de la contratación de la primera línea del metro y la construcción de cuatro nuevas troncales, con la ambiciosa meta de contar al cabo de cinco años con 25 km de metro elevado y 50 km adicionales de troncales de TransMilenio, para atender a 1,5 millones de pasajeros por día. El debate, que nunca falta en nuestra ciudad, se ha centrado en seguir la propuesta de metro subterráneo por 15 billones (que no estaba del todo listo ni del todo financiado) o avanzar en un trazado elevado por 9 billones (aprovechando estudios existentes) y 33 km de troncales por 6 billones. La decisión conjunta del Gobierno Nacional y Distrital fue la de mayor cubrimiento y costo-eficiencia, y requerirá cuidadosos diseños para mitigar impactos urbanos. El Concejo apoyó el avance con la autorización de la creación de la empresa Metro. Sigue pendiente el documento Conpes (requisito legal) y está en proceso la estructuración. Antes de un año podremos tener licitación de construcción en marcha. Que así sea.

 
 

En 2017, se destaca la continuidad del cable de Ciudad Bolívar, un complemento para el acceso a zonas de bajos ingresos y altas pendientes. Será un alimentador de 3.000 pasajeros por hora que irá hasta el Portal El Tunal, que sigue el ejemplo de Medellín, Caracas, Río de Janeiro, Cali, La Paz, Manizales, Ecatepec (México), donde ya operan estos servicios de transporte público en zonas de condiciones similares. Una tecnología en creciente uso en América Latina, donde veremos también proyectos en Quito y Santiago.

 

Sobre el sistema existente: TransMilenio y SITP zonal, los avances son poco evidentes. En TransMilenio se realizaron múltiples cambios de servicios (consolidación y eliminación de rutas, y ajuste de paradas), se pusieron en marcha estaciones ampliadas desde la administración anterior y se realizó un mantenimiento en la avenida Caracas, que permitió mejoras en velocidad comercial y confiabilidad. Sin embargo, la calificación de los usuarios se mantiene por debajo de 20 % de aceptación (hace una década era mayor a 50 %).

Es urgente realizar modificaciones más profundas en la reducción de servicios (siguen siendo demasiados), mejora del despacho, información a usuarios, atención de contingencias y cultura ciudadana. Vendrán mejoras adicionales con la ampliación de infraestructura (nuevas troncales de la 7.a, av. Boyacá, av. 68, av. Ciudad de Cali y extensiones en la av. Caracas al sur y calle 80), pero los ajustes operacionales y de educación de usuarios, así como el control de ventas ambulantes y colados, ayudarán mucho y no dan espera (ya lo he dicho antes, toca repetirlo).

Una discusión aún abierta involucra el proyecto del tren de cercanías (Tren-Tram) a Facatativá, impulsado por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y la Gobernación de Cundinamarca. Espero que sea posible un acuerdo sobre la forma como se cubrirán los costos operacionales, sin afectar de manera importante el ya abultado déficit del transporte público (que ya supera los $ 580.000 millones por año).

En el SITP zonal (buses azules, naranja y vino tinto) se liquidaron los contratos que nunca arrancaron con Coobús y Egobús. Una apuesta complicada por tener empresas conformadas por pequeños propietarios transportadores, quienes necesitaban muchísimo apoyo para organizarse, hacer cierre financiero y operar, y que dejó a la ciudad con un sistema cojo. El reto del 2017 será la reingeniería del SITP zonal, la reducción de costos y la consecución de recursos adicionales para apoyar la operación. Una buena noticia fue la aprobación del pago voluntario por circular en pico y placa, aunque aún es necesario llevar al Concejo el valor (Cali ya lo aprobó en 2,5 millones por año). ¿Volverá la Administración a presentar el cobro por congestión y el cargo de estacionamiento? Espero que sí, y que esta vez el Concejo acompañe las iniciativas. Será también importante ver la consolidación de un sistema de parqueo en vía y la liberación de tarifas de estacionamiento fuera de la vía, para contar con una política integral de gestión de la demanda (y recursos para mejorar el transporte público).

Con respecto a las bicicletas, el tema es promisorio. Ya en febrero se relocalizó la ciclorruta de la carrera 11 (entre calles 82 y 100): la bici se bajó del andén a la calzada. Ya está en operación una extensión hasta la calle 127. El Plan de Desarrollo tiene una meta de 120 km adicionales de infraestructura cicloinclusiva y el mantenimiento de la red existente (alrededor de 400 km). Se nombró un Gerente de la Bici y se ha avanzado un plan con participación ciudadana. No se repitieron días sin carro por decreto, pero mensualmente se hizo una actividad de promoción en las entidades públicas (día sin carro voluntario). En octubre se realizó un reto con Medellín, con mucho cubrimiento en redes sociales y medios.

También resulta importante la continuidad del programa Al Colegio en Bici, de préstamo de bicis, educación y acompañamiento de estudiantes. Este hace parte de la iniciativa finalista del Reto a Alcaldes, que debe consolidarse el próximo año con el apoyo de Filantropías Bloomberg. Además de bicis, se consolidarán los corredores de buses escolares y el acceso a pie. Parte de la solución estructural será la construcción de nuevos colegios más cerca de los estudiantes.

Seguiré con mucho interés los desarrollos el próximo año; por ahora, da la impresión de que el uso de la bici sigue creciendo (con el empuje de colectivos) y que avanzan planes de construcción y mejoramiento del transporte público. Espero ver la ciudad en construcción en 2017 y dejar atrás las discusiones que nos paralizaron por muchos años.

 

Darío Hidalgo, columnista El Tiempo, de Colombia

FUENTE: El Tiempo, Colombia.